Yo sé que el hábito literario de mis amigos escritores, que a su vez actúan de escritores, es el hábito de intercalar rasgos circunstanciales y de acentuar los énfasis.
Hoy , como casi siempre, desistiré de esos recursos.Se los dejo a ellos.
Solamente contaré lo que acontece a esta última hora.
Hay una hora de la tarde en que la playa casi vacía está por decir algo; nunca lo dice o tal vez lo dice de forma infinita y no lo comprendemos, o lo comprendemos pero es intraducible como una música de guitarras clásicas.
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De pronto estabas ahí parada, tan cerca de mi. Mirando el atardecer por el lado que el sol no cae.Mirando el inalcanzable océano. Quizás sabiéndote observada.Tu figura bajo el último sol, era casi abstracta, como vista en un sueño. Por eso conjeturé que no era real tu presencia. Estabas con tu instrumento musical en la mano.
Esa circunstancia, la de la flauta en la mano, me hizo recapacitar en lo irreal del suceso.
Nadie anda por la playa con la flauta traversa.
Mirabas caracoles , ostras y piedras al lado de tus pies.Mis ojos se clavaron entonces en tus pies. La imperfección de ese esmalte de uñas rojo y tus cabellos revueltos hicieron que te amara aún más.
Por fin hacemos contacto visual. Siempre neutra tu expresión.
Dudé en hablarte pero me decidí-
-Yo se que estás muerta.Hace años... ¿Por qué te aparecés ? Y te aparecés como uno te idealiza, con la flauta esa...
Ahora te sonreís como burlándote de mi ocurrencia.
Entonces pienso, pero no hablo."Regalame tu voz, dale...Ya te ví y me miraste, dejate escuchar...nada más te pido "
Volvés a sonreirte como despidiéndote y te vas.
A Borges de le ocurrió que alguien sueña que cruza el paraíso y le dan como prueba una flor. Al despertarse, ahí está la flor.
Yo intento algo parecido. Hay un vendedor de pochoclos en la casi desierta playa.
-Quiero que le lleve pochoclos a aquella mujer , ¿la ve ?- Le digo
-¿Cuál, la de la flauta ?
En ese instante soy feliz de nuevo,intensamente, como cuando vivías...
El domingo entonces sigue su curso...